9 junio, 2018

Queda un vacío

Cuando era chica reconocí a mi abuelo materno como una especie de figura paterna, siempre fue una guía a medida que fui creciendo.

De algún modo el vacío de la ausencia de mi padre se fue tapando, un claro recuerdo que tengo es que mi prima le decia a mis compañeros/as que no me pregunten o no toquen el tema de mi padre pero a medida que crecía o cuando alguno/a de ellos/as contaban alguna anecdota muchas veces incluía a un padre. Esa figura pesaba mucho, sobre todo en la escuela, escuela católica por cierto en la que haciamos regalos para determinadas fechas y han de imaginarse que se hacian regalos para el día del padre, que no recuerdo a quién se los habre dado.

Alrededor de los 12 años tenía una compañera que encontró a su padre y es ahí dónde empece a preguntarle a mi madre sobre él, me dijo que no lo conocía, que creía que vivía atrás de la ruta (teníamos a unas cuadras la ruta provincial), que recordaba que era morocho y bajito y no mucho más que eso.

Cuándo era más grande me dijo de ir a alguno de esos programas que buscan personas para encontrar a mi padre, después pense en públicar mi foto en facebook u otra red pero no lo hice. No quería esponerme y tampoco tenía ya esperanza de encontrarlo y también me di cuenta de que quizas de la otra parte no había interés de conocerme.

A medida que fuí creciendo ese dolor de la ausencia fue sintiendose menos pero ese vacío esta en alguna parte de mi corazón.

 

 

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