9 julio, 2018

Los relatos de mí madre

Mi recuerdo más claro es de mi madre trabajando, durante todo el día, casi no la veía. No compartimos momentos juntas, pero no me hizo falta nada, a nivel material. Sin embargo, yo quería que ella fuera mi círculo, pero ese centro terminaba siendo repartido con sus parejas. Quienes intentaban todo el tiempo que les agradara, pero después la terminaban alejando de mí.

Ella al tiempo regresaba, cuando estaba a mi lado, creo que buscaba en mi alguien que pudiera escucharla, aun cuando yo no sé entendiera nada. Me empezó a relatar que tenía discusiones con su pareja, que sentía que no podía encontrar a alguien bueno.

A partir de ese instante, siguió contándome diferentes momentos por los que había atravesado. Me decía que ella cuando era jovencita, tenía vínculos con “malas juntas”, y que como consecuencia de ello terminó retenida, por el “jefe” de un prostíbulo. Que ella estaba allí para satisfacer “los deseos” de él, en dicha posición estuvo varias semanas. Pero que finalmente, por intervención de “una curandera” del barrio, pudo salir del lugar.

Sus relatos circulaban por diferentes momentos de su vida. También me contó, muy por arriba, cuando se quedó embarazada y el momento de mi nacimiento. Pero además me dijo que quedó embarazada dos veces más, ella deseaba proseguir con ellos. Sin embargo, su madre no, ésta la llevó “la curandera” para que mediante herramientas dañinas abortara. Ella me decía que el último embarazo era de 8 o 9 meses, que no podía borrar de su cabeza el instante que vio irse a su bebé por la zanja.

Se manifestaba triste, lamentando mucho la situación, nunca había tenido acceso a ninguna información respecto a educación sexual, no pudo decidir cuándo tener hijos/as/es. Su madre decidió por su vida, porque quería evitar “el qué dirán” porque no se podía tener hijos sola, había que tener marido.

Toda esta vida era mucho para mí, pero a su alrededor no había nadie con quien pudiera hablar y si lo hacía siempre era juzgada y maltratada. Quizás terminé siendo su compañera, más que su hija, las respuestas que ella no había tenido, las pude encontrar yo, porque sentí que debía ayudarla diciéndole algo.

Vivimos, diferentes situaciones de violencia, en una de ellas recurrió a mí para que le borrara unas fotos “íntimas” de ella, su pareja y otra persona. Resulta que está pareja la chantajeaba diciendo que, si no tenía relaciones con él y su amigo, se tendría que ir de la casa. Sentía mucha vergüenza, mientras intentaba apretar el botón “borrar” evitando ver las imágenes. Quiso detallar otras situaciones, pero no podía procesar tanto.

Toda esta vida no ha podido desaparecer de mis recuerdos, me cubren de oscuridad, cuando intentan escapar. Ya dejé de culparla por ceder tanto dolor, tanta violencia siendo tan chica. En ese momento era su única compañera.

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