Cuando era chica lloraba mucho rogando a “alguien” que apareciera por ejemplo mi padre y me salvará de ese momento injusto. Con el paso del tiempo me di cuenta de que no iba a suceder, que por mí misma podía enfrentar situaciones injustas.
Entonces eso me llevo a poder romper con el “no vas a poder”, romper “ese destino” y crecer. Esa especie de armadura, dura y seria, me sirvió mucho para algunos momentos que he relatado, y me hizo llegar a donde estoy. Y esta bien, pero estos días estuve pensando que no disfruto mucho, pienso varias veces en llevar a cabo una acción o una idea, hasta que finalmente la hago pero luego de un tiempo.
Tengo un poco de miedo de correrme de esta que soy para ser un poco más natural y disfrutar. Porque siento que me voy a desregular, siento que puedo perder mi proyección. Me es muy difícil, ya que además de ser así rígida y estructurada espero eso de los demás y me genera dolores de cabeza la falta de una coherencia.
Se que tengo que disfrutar más y dejar de pensar en que tengo que disfrutar más, pero puedo señalar que este último fin de semana pude disfrutar un poco más y despegar de esa estructura, no tanto pero si un poquito.
De a poco iré sacándome está armadura…