Realidad que se derrama sobre mí cubriéndome con un manto oscuro, no dejándome ver una salida posible,
Por un instante me atrapa el silencio desgarrador que inquieta el alma.
Interrumpido por unas voces lejanas que no auguran buenos presagios, que automáticamente
nos tumban de nuestro pedestal.
Conmociona, paraliza, pero en derredor se muestran otras almas que detienen el dolor, lo hecho ya es suficiente y debemos alejarnos.
Nos impacta hondo, querer borrar esa voz, querer desaparecer esa incertidumbre que desangra por dentro, el sueño es impensado y no se puede abandonar lo que sucedió.
Pero allá a lo lejos, nos sorprenden con certezas que alivian, que dan luz, en este laberinto de oscuridad.