Me quedé paralizada no pudiendo susurrar una palabra, al mismo tiempo advertí un dolor encendiéndose dentro mío, ante lo que escuchaba.
Los segundos se transformaban en minutos en los que no pude decir, derrotándome el sentir, percibiendo como las palabras se me escapaban de la voz.
Mi lógica se asoma ante la abrumadora angustia, para que reaccione para que recuerde que soy la guía, la luz cristalina en medio de un laberinto.
Vuelvo a mi núcleo a esos elementos esenciales que me focalizan para no perder equilibrio, para ganarle a mi emoción una vez más.